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lunes, 23 de febrero de 2015

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Publicado en Diario de Jerez el 18 de febrero de 2015



Espacio escénico.

Se ha estrenado este fin de semana en nuestra ciudad un nuevo montaje de la ópera Tosca, en cuya producción ha participado el Teatro Villamarta. La dirección escénica ha sido encomendada a Giancarlo del Mónaco, la dirección musical a Carlos Aragón al frente de la Orquesta Filarmónica de Málaga y los protagonistas principales han sido los maravillosos cantantes Ángeles Blancas en el papel de Floria, Jorge de León en el de Mario y el barítono italiano Alberto Mastomarino en el papel del Barón Scarpia.

La ópera de Puccini fue estrenada en 1900, con libreto en italiano escrito por Luigi Illica y Giuseppe Giacosa a partir de la obra de Victorien Sardou, La Tosca, historia de amor, celos, pasión y dolor ambientada en un momento histórico convulso para Italia. En 1797 Napoleón tras vencer a los austríacos en el norte de Italia y proclamar los ideales republicanos fundando la República Cisalpina, vuelve a Francia, siendo entonces enviado por el Directorio francés a Egipto para proteger los intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India, al tiempo que lo alejaban de París. Allí pasará unos meses en los que el ejército francés desarrollará, al margen de las batallas con ingleses y mamelucos, una labor exhaustiva de inventario de los yacimientos arqueológicos que daría lugar a la edición de “Monumentos de Egipto. Edición Napoleónica”. La Description de l’Egypte es en sí misma un monumento. Se trata de un conjunto de 10 volúmenes y dos atlas que contienen 837 grabados, con mapas y levantamientos y dibujos del Egipto de los faraones.

Entretanto en Italia, los monárquicos recuperan el poder en colaboración con los austríacos, quedando los italianos republicanos sometidos a las represalias de los antiguos, de nuevo ahora, gobernantes. Es el caso de Angelotti, amigo de Mario Cavaradossi, pintor y amado de Floria. Angelotti, ex Cónsul de la República Romana, escapa de la cárcel y acude a la iglesia de Santa Andrea della Valle, en la que Mario se encuentra en una de sus capillas, pintando un cuadro de La Magdalena. A partir de esta situación, y con Napoleón de nuevo en Italia batallando contra los austríacos, se desarrolla la historia de amor/pasión de Tosca, con Scarpia, el jefe de policía que persigue a Angelotti, y a Mario por ayudarle, como integrante de un trío de intereses que acabará en una vibrante, apasionante y tristísima tragedia.

Las escenas se producen en tres lugares diferentes: la capilla de Santa Andrea della Valle durante el primer acto; un salón del Palazzo Farnese, la oficina de Scarpia, donde se desarrolla el segundo acto; y finalmente, para el último, en el que se produce el desenlace de la historia, la prisión en la que ha sido encerrado Mario. Los tres lugares se recrean con unos decorados que son una abstracción del clasicismo, utilizando pilastras de estilo dórico sobre paredes lisas para conformar los distintos espacios. Santa Andrea es una iglesia barroca pero la abstracción mencionada funciona y genera una escena muy confortable. Con pequeños cambios, en particular una ventana a la plaza que inunda de luz “natural” la estancia, se desarrolla el segundo acto en el Palazzo Farnese. Completa el decorado una mesa clásica de comedor muy alargada que utiliza Scarpia como mesa de despacho y donde también come mientras Floria le suplica el perdón para su amado. El tercero de los espacios, las mazmorras de una cárcel, se recrean con las mismas paredes anteriores parcialmente revestidas con sillarejos de piedra  produciendo, junto con una iluminación muy sombría que contrasta grandemente con la escena anterior, un resultado muy convincente. (En el libreto original, esta escena se desarrolla en el Castello de Sant'Angelo, en algún patio cercano a las murallas)

“Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral”. Con esta frase comienza la primera parte de su libro El Espacio Vacío el director teatral Peter Brook, uno de los directores más influyentes de la escena contemporánea. Desde las representaciones de Grecia hasta nuestros días, los espectadores han necesitado muy pocas claves formales para ubicarse en un lugar y un tiempo, sea del pasado o del futuro. Sorprende que para la vida diaria perdamos la capacidad de abstracción, de síntesis, de sencillez que demostramos cuando asistimos a la representación como espectadores.

Una sala del Palazzo Farnese

Sobrevolando Broadway.

New York ha sido durante el siglo XX el arquetipo de la ciudad moderna, la ciudad donde se desarrollaron, en directa competencia con Chicago, los más significativos edificios de la época, los rascacielos, el gran invento de la arquitectura del siglo pasado. El corazón de New York es la isla de Manhattan, dividida en manzanas por una retícula: grandes avenidas en dirección norte-sur y calles transversales en dirección este-oeste, ciudad abstracta, funcional, sin apenas concesiones a otro tipo de consideraciones, incluso en la manera de nombrarlas: V Avenida, calle 43. Tan sólo algunas referencias a su pasado, Bovery Street al camino de una granja existente con anterioridad al diseño del plano de la ciudad, o Broadway, “camino ancho” existente también con anterioridad.

En la  película Birdman, el protagonista principal, realiza una adaptación teatral del libro de relatos de Raymond Carver De qué hablamos cuando hablamos de amor. Peter Nolan, así se llama en la ficción del film, es un actor que alcanzó el éxito en Hollywood en el papel de un superhéroe llamado como la peli, Birdman, el hombre pájaro, del que se hicieron en el pasado sucesivas secuelas. Cansado de ser conocido como actor de películas comerciales intenta demostrar su valía profesional con una arriesgada apuesta: estrenar en Broadway, en uno de los templos del teatro de New York. Para ello no se lo pone precisamente fácil: una obra adaptada por él mismo a partir del mencionado libro de relatos; a estrenar en un teatro de Broadway; con una producción muy justa de dinero; y con una vida personal que le produce un estrés agotador.

La película, de ritmo vibrante, se desarrolla en el interior del teatro durante la celebración de los ensayos generales de la obra, con breves pero hermosas escapadas al exterior, a la calle, a Broadway Street y Times Square, llenas ambas de gente que acude cada día a alguno de los muchos teatros que se concentran en la zona. ¡Qué decir del sueño en el que el protagonista sobrevuela ese lugar mágico de la ciudad y la podemos contemplar a vista de “bird”...! En el interior, el espacio escénico es una abstracción de una casa, a veces una cama, a veces una cocina, bastan para componer el escenario de la vida diaria que los relatos de Carver se encargan de convertir en únicos, singulares, sorprendentes, apasionantes. El contraste entre el interior, donde se representa la vida diaria, con el exterior, donde ésta está de verdad ocurriendo, es muy sugerente. Todo ello dentro de otra representación que es la película misma, a la que asistimos los espectadores cómodamente instalados en nuestras butacas de un cine.

Una vez más el cine se encarga de enamorarnos de New York. 


Vista aérea de Times Square

sábado, 14 de febrero de 2015

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La primavera en el corazón: Proserpina


Proserpina por Dante Gabriel Rossetti, 1874


La cantante canadiense Kate McGarrigle murió unos días antes de cumplir 64 años, demasiado joven para la esperanza de vida de nuestros días. Junto con su hermana Anne publicó una docena de discos con canciones exquisitas, poéticas, llenas de referencias literarias y clasicismo, de educación y de sabiduría. Kate fue la madre de Rufus y Martha Wainwright, dos cantantes elegantes y de éxito desigual. En junio de 2010, se celebró en el Royal Festival Hall de Londres, el primero de los conciertos con los que sus hijos, su hermana y muchos de sus amigos honraron la memoria de Kate cantando sus canciones favoritas, muchas de las cuales habían sido compuestas por ella misma junto con su hermana Anne. De entre las canciones de Sing me the songs that say I love you, así se llaman las grabaciones editadas de esos conciertos, seguramente la más conmovedora es la dedicada a Proserpina, a quien su madre Ceres busca desesperadamente recorriendo la tierra.

Según la mitología Proserpina fue hija de Ceres y Júpiter, y era una joven encantadora. Venus envió a su hijo Cupido para que acertase con una de sus flechas a Plutón, que andaba sin encontrar el amor. Entretanto Proserpina se bañaba, jugaba con algunas ninfas y recogía flores en el lago Pergusa, en Sicilia. Plutón, atravesado por la flecha del arquero, surgió del cercano Etna con cuatro caballos negros y raptó a Proserpina para casarse con ella y vivir juntos en el Hades, el inframundo del que era gobernante. Ceres, diosa de los cereales o la Tierra, marchó a buscarla en vano por todos los rincones del mundo, pero no logró hallar más que un pequeño cinturón que flotaba en un pequeño lago hecho con las lágrimas de las ninfas. En su desesperación Ceres detuvo enfurecida el crecimiento de frutas y verduras, se arrancó los vestidos y se arañó la cara, cayendo así una maldición sobre Sicilia; rehusó volver al Olimpo y empezó a vagar por la tierra, convirtiéndo en desierto aquello que pisaba. Lógicamente preocupado, Júpiter envió a Mercurio para que ordenara a Plutón liberar a Proserpina. Éste obedeció, no tenía más remedio, pero antes de dejarla ir le hizo comer seis semillas de granada (símbolo de fidelidad en el matrimonio). De esta forma Proserpina tendría que vivir seis meses al año con él, pudiendo permanecer el resto con su madre.

Ésta es la razón de la primavera: cada año, cuando Proserpina vuelve con su madre, Ceres decora la tierra con flores de bienvenida, pero cuando en el otoño vuelve al Hades, la naturaleza pierde sus colores.

Para mi, cada 13 de febrero, cumpleaños de mi hija Paula, se adelanta el inicio de la primavera.

jueves, 12 de febrero de 2015

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Bye, bye, Frank Lloyd Wright
(Este texto fue publicado en el dominical del periódico El Independiente de Cádiz el 30/06/2013)



En la novela El Manantial la escritora ruso americana Ayn Rand construía un relato sobre la vida de un arquitecto visionario, intransigente y altivo que defendía sus principios arquitectónicos por encima de las presiones y  compromisos a que se veía sometido por su propio entorno social. La novela fue llevada al cine por King Vidor con Gary Cooper encarnando el papel del joven y ambicioso arquitecto Howard Roark. Hay quien asocia el personaje protagonista a la figura del arquitecto americano más famoso de todos los tiempos, Frank Lloyd Wright.

Sin embargo, Frank Lloyd Wright no era como Howard Roark, era mucho más complejo, apasionado y poliédrico. Tuvo una vida larga y azarosa; contrajo matrimonio con varias mujeres, una de las cuales, fue asesinada por un mayordomo enloquecido que incendió su casa-oficina construida en el campo que el arquitecto no dudó en reconstruir desde las cenizas cual ave fénix; viajó por Europa y Japón, construyó para el emperador Yoshihito el hotel Imperial de Tokio; escribió dos autobiografías diferentes; realizó muchísimos proyectos y obras y llegó a ser considerado el representante más importante de la arquitectura del siglo XX. Mies van der Rohe depuró la arquitectura hasta su esencia, Le Corbusier la concibió de nuevo de un modo más completo que ningún otro arquitecto desde Andrea Palladio, Louis Kahn la elevaría hasta un plano intemporal que nunca tuvo la arquitectura moderna… Wright insistió siempre en que sus edificios eran orgánicos, unitarios en su concepción desde el más pequeño de sus detalles hasta sus estructuras más importantes. Nacían del lugar y se identificaban con él.

“Deja que tu casa parezca crecer de modo natural a partir de su emplazamiento y dale forma para que armonice con su entorno si se manifiesta allí la Naturaleza; y si no es así, trata de mostrarte tan discreto, sustancial y orgánico como lo habría sido ella de haber tenido la oportunidad”. Frank Lloyd Wright era un apasionado de su país, de la arquitectura y de su representación por medio del dibujo. Construyó edificios tan importantes como la famosa Casa de la Cascada (ejemplo definitivo de un lugar y un edificio en mutua armonía) o el Museo Guggenheim de New York, su última obra, terminada en el otoño de 1959, seis meses después de su muerte, un edificio con forma de ‘zigurat invertido’ que pese a su pequeña escala compite con los grandes rascacielos de la gran manzana. También diseñó las famosas casas de la pradera que tanta influencia tuvieron en la arquitectura del pasado siglo en Estados Unidos y que darían lugar, muchos años después, al American Way of Life, el estilo de vida americano de casas desperdigadas en el paisaje, unidas por potentes infraestructuras de carreteras y autopistas, la desintegración del concepto europeo de ciudad. 

Paul Simon compuso la canción So Long, Frank Lloyd Wright, dedicada al arquitecto a petición de su compañero Art Garfunkel, antiguo estudiante de arquitectura. Se publicó en el último álbum del dúo, Bridge Over Troubled Waters, aparecido en 1970. Parece ser que Paul Simon la escribió sin saber quien era el arquitecto y que en realidad se despedía de Garfunkel pues estaba próxima la disolución del dúo. Aún así, fue una hermosa manera de despedir y recordar al arquitecto fallecido una década antes.


https://www.youtube.com/watch?v=Cf0RrF6KsI8



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 Publicado en Diario de Jerez el 11 de febrero de 2015



Tánger/Detroit: Sólo los amantes sobreviven.

Sólo los amantes sobreviven es una película realizada por Jim Jarmush en 2013. Se trata de una historia de amor interminable entre Adam, un vampiro músico underground y Eve, su enigmática amante aficionada a la poesía. Como su amor viene de antiguo, prefieren vivir separados, él en Detroit, ella en Tánger, ciudades tan antagónicas como alejadas.  Son vampiros que llevan siglos y siglos caminando sobre la Tierra, ocultos, cansados de una existencia aburrida en la que han visto cómo el ser humano ha echado a perder prácticamente todo. Su poder es la sangre, y su experiencia les hace ver lo que vendrá, ya que todo se repite una y otra vez. Ambos han abandonado la práctica tradicional de obtener su alimento necesario sustituyéndolo por ingeniosas y divertidas formas de suministro, como corresponde a personajes evolucionados y cultos.

Adam vive en una casa suburbana de una ciudad de Detroit despoblada progresivamente por la pérdida de empleo en las fábricas de automóviles a partir de 1980. Al modificarse su potente actividad industrial, la ciudad cayó progresivamente en una absoluta depresión que produjo la marcha de millares de habitantes, hasta quedar apenas la mitad de la población existente en los años 50 del pasado siglo. Esta  disminución ha dado lugar recientemente a la quiebra económica de la ciudad. El abandono de barrios enteros, el corte del suministro del alumbrado público, la ausencia de mantenimiento, ha dado como resultado que el paisaje urbano de zonas enteras de la ciudad se encuentre en un estado de considerable deterioro. Un lugar ideal para alguien como el vampiro ensimismado, que vive de noche y alejado de los seres humanos corrientes a quienes desprecia.

Su amada Eve, por el contrario,vive en un lugar que nos es familiar, la ciudad de Tánger. Justo la condición extrema opuesta: ciudad bulliciosa, llena de música, plena de vida. Habita una casa pequeña, confortable, rodeada de maravillosas ediciones del pasado de libros de poesía. Al caer la noche acude a encontrarse con su amigo, un Christopher Marlowe vampiro, que repite sin cesar que fue él, y no Shakespeare, quien escribió Hamlet y otras obras atribuidas a este. Marlowe es quien le suministra el necesario alimento, pero también comparte con él  su amor por la literatura y la palabra. Tánger nos es muy cercana, no sólo porque se encuentre apenas a 14 y pico de kilómetros en línea recta desde Tarifa sino también porque su medina recuerda mucho a nuestras ciudades históricas, y su ensanche, con sus edificios de estilo regionalista, a los de las ciudades andaluzas. A diferencia del centro histórico de Jerez, la medina de Tánger sigue llena de gente que la habita, de talleres artesanales, de calles peatonales, de mercados, pese a que es prácticamente inaccesible para autobuses y coches. Representa la esencia y el sentido de ser de la ciudad.

En la película son los vampiros los que trascienden en el tiempo y conservan el conocimiento, la palabra, los libros o la música. En la vida real somos los seres humanos quienes lo transmitimos a nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros vecinos. La ciudad es el escenario en el que todo ello ocurre y es en ella donde queda la huella del paso de las personas. El pasado queda en la ciudad que hemos recibido. El futuro quedará en la que estamos fraguando en este momento. Tenemos un doble esfuerzo por realizar, un doble trabajo: conservar la ciudad heredada y prepararla hoy para nuestros descendientes, para el futuro. Y de esa manera cumpliremos con nuestro deber cívico inevitable, pues también solo las ciudades amadas permanecen.



 Un barrio abandonado de Detroit


Un lugar en el mundo.

The place to be, ese sitio ideal en el que estar, es un proyecto marroquí y de esa manera le llaman los miembros de la familia que lo promueve. Se trata de un hotel rural modesto que, si  Alá quiere, se construirá en un monte cubierto de piedra, en un lugar equidistante de Marrakesh y Rabat. Para llegar hasta allí tienes que conocer a alguien como Feisal que te recoja con un 4x4 en Tánger. Y desde allí tomar la autopista a Rabat, que se hace interminable. Al principio las salidas te suenan: Asilah, Kasar el Kebir, Larache... pero una vez recorridos el primer centenar de kilómetros, todo se vuelve menos divertido y tienes que parar a tomar un café, pues el conductor seguramente lo va a necesitar. Las típicas áreas de servicio tienen un encanto especial, aportan un toque vernáculo a la decoración de las modernas estructuras que en el contexto se entiende muy bien.

Así llegas a Rabat donde te encontrarás con tus clientes. Habitan una casa moderna, bien pensada, decorada a la europea, minimalísimamente, situada en el centro de un jardín espectacular punteado con macizos de bambú amarillo, cuyas altas cañas tenían el diámetro equivalente al tronco de un naranjo. Tras la casa, una preciosa piscina, una lámina de agua-espejo del cielo cambiante de los días.

Desde allí viajas otras cuatro horas por carreteras estrechas y muy transitadas hasta llegar a la ciudad de destino. Beni Mallal es el centro de una comarca de rica agricultura y ganadería al pie de unas montañas pertenecientes al Atlas central. Fue fundada junto a un importante manantial que riega toda la región, lo que le ha otorgado ese papel central. La comarca de Sidi Beni es un lugar de montaña. La ascensión hasta la finca donde se desarrollará el proyecto es por carriles, aunque se verán convertidos en breve, según los planes de desarrollo del medio rural, en una carretera que generará un desarrollo progresivo de esta hermosa montaña ocupada por un precario diseminado de muchísimas personas. El hotel se ubicará en una ladera cuajada de piedras calizas de color crema. Un lugar con una gran energía que emerge del suelo y que habrá de convertirse en un restaurante con alojamientos de fin de semana.

Tras el inicio de la crisis, muchos promotores andaluces cruzaron el estrecho y siguieron promoviendo en Marruecos de la misma manera salvaje e indiscriminada provocada por aquella locura avariciosa que nos invadió hace una década. Hoy aquellas miles de viviendas que se iniciaron al otro lado del estrecho, también están detenidas. Las puedes ver a lo largo del largo camino recorrido. Desconozco si la situación es la misma que a este lado. Lo cierto es que la crisis ha terminado por golpear también allí. Eso dicen los modestos promotores del hotel rural. El corolario es que no es la crisis la que ha provocado la situación. Es la demencia de tratar tan mal a la madre naturaleza. Ojalá que toda esa basura vaya al suelo y que renazca en proyectos ecológicos, sostenibles, cuidadosos, delicados, bien articulados con la ciudad. Ese sitio ideal en el que estar. 



Mucha vida en la medina de Tánger